Ya sabéis que nos nos encanta viajar por libre. Siempre que podemos, salvo excepciones muy meditadas, intentamos no recurrir a viajes organizados, sobre todo a esos paquetes que ofrecen todo incluido y un itinerario marcado del que no puedes huir. Sin embargo, contratar un guía es otra cosa muy diferente. Nos sirve para entrar en contacto con la cultura nada más llegar al destino, conocer algunos secretillos de primera mano que de otra forma tardaríamos más tiempo en averiguar y nos evitamos algunas horas de investigación previa. De paso, ayudamos a la economía local, sobre todo en aquellas zonas donde el turismo es casi su único sustento. ¡Qué útiles son en la montaña!